Su estado de tránsito en el coche la había llevado algún que otro problema. Cuando alguien detectaba que estaba más callada de lo habitual, enseguida llegaba a la conclusión de que algo había ocurrido. Una palabra, un gesto, había enrarecido el ambiente, creando un silencio incómodo que cualquiera tendía la necesidad de llenar. Nunca sospecharían que simplemente una no está allí, a su lado, sino que está absorta pensando en vete a saber qué. El coche tiene el poder de teletransportarte a muchos lugares, personas, momentos.
Recuerda como de pequeña su imaginación estaba desatada. Pensaba en su fiesta de cumpleaños, en los sitios que iba a conocer y en los niños que le robarían el corazón y todo esto a la vez. Lo más dulce era cuando estos sueños la atrapaban y se dormía pensando en ellos. Era su forma de proyectar, de creer, de jugar. Recuerda veranos enteros soñando en soñar. Se estiraba en la cama, música y velas y quería permanecer así indefinidamente.
Hacía tiempo que no soñaba despierta. Tal y como afirman, la edad adulta se lleva parte de tu niña pequeña, de tu magia. De vez en cuando, una canción, un trayecto, conseguía lo inaudito. Volver a sentir que todo era posible. La diferencia es que el futuro ya no era una pizarra en blanco donde todo valía, sino que los pensamientos la llevaban, irremediablemente, al pasado.
Esa mañana de agosto, se había dado cuenta que todos somos un poco Joan Dausà y Judit. Todos, aunque hayamos querido cambiar la historia, tendremos a esa persona que nos gustaría encontrarnos en un bar y tomar un café. Volver a ver su cara. Analizar sus arrugas de expresión. Si todavía fuma. Si ha dejado las camisetas blancas por camisas de lino. Si ha encontrado un poco su sitio. Si a pesar de todo, de vez en cuando, se le escapa una sonrisa nerviosa.
Volver a ese momento donde a través de un encuentro fortuito, nuestras cartas coinciden una tarde de octubre. Una tarde en que las hojas dejan de caer y la camarera se queda mirando, analizando quiénes sois cada uno en la vida del otro. Si esa casualidad cambiará el rumbo de vuestras vidas o será otro paréntesis.
No sabrá que la vida nunca os acabará de juntar. Porque lo que realmente os hace enigmáticos es la forma en que os queréis en los sueños despiertos donde tomáis un café cualquier otra tarde de octubre.
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