Verano

Los adultos añoramos con una nostalgia abrumadora nuestra infancia. Siempre he creído que recordamos nuestra niñez a través de los veranos. Mi yo más infantil jugaba a carreras de caracoles con su prima y trabajaba de peluquera con la fuerte colonia de nenuco. Mi yo de los 12 años se pasaba el día deambulando en bicicleta hasta que oscurecía y acababa exhausta. Mi yo de los 15 años se sorprendió el día que manchó de sangre el saco de dormir en una tienda de campaña enmedio de un bosque. Y así sucesivamente. Llegó mi edad adulta cuando se acabó medir mi vida en veranos. Ahora aprovechamos cualquier mediodía enmedio de largas jornadas de trabajo, los fines de semana o las vacaciones para recordar durante unos instantes el bonito recuerdo del letargo de nuestros veranos.

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