José Peixoto pone nombre a las fabulaciones que viven las personas en las intimidades de su cabeza. Cuando imaginas la vida de la pareja del lado del café gris del barrio antiguo de tu ciudad. O la chica con rímel corrido que se ha sentado a tu lado en el tren y huele a rosas frescas. Él considera que estas pequeñas ensoñaciones nacen de un “y si”: y si la pareja está poniendo punto y final a su idilio tormentoso y prohibido. Y si la chica se ha pasado la espera en el andén llorando porque ha fallecido su abuela, aquella mujer que le supo dar todo el amor inocente y dulce que merece una niña.
¿Y si todos somos los protagonistas del germen de una novela de un escritor triste? Y si tal escritor está intentando recuperar su paraíso perdido, su infancia, su felicidad, su idilio... a través de tu avatar...
Y lo más fascinante es que uno nunca sabe que ha podido inspirar en otro.
Y lo más fascinante es que uno nunca sabe que ha podido inspirar en otro.
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