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Madame Bovary c'est moi

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Los días raros

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Mi piso no tiene balcón. Ni ventana con sol. Ni rincones favoritos donde tomarte un taza caliente y un libro.

Suenan los días raros.

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Vas arribar a la meva vida quan l’hivern es feia insoportable i no hi havia manera de trobar una alegria que m’escalfes per dins. De seguida ens vam mirar i vaig sentir un sentiment que no m’era desconegut, el de tornar a casa després d’un viatge llarg i una mica dur. Tu sempre em teletransportaràs a una època que ja no em pertany i que no repetiria, però, precisament per això, sort que me la vas omplir. De caminatas eternes sense mirar l’hora, perquè tan era, ningú ni res m’esperava a casa i només volia sentir un gran cansament damunt meu que em deixés dormir sense sentir aquella veueta que m’eixamplava la sensació de soledat. Les nits en què et deixava dormir una estona amb mi perquè no trobava consol en cap cançó ni en cap pàgina. De videotrucades des d’un país fred i distant. Veure’t era visualitzar la meva meta, tornar a casa sense aquella tristesa que m’havia foradat i que em canviaria per sempre. La companyia quan no podia moure’m i llegíem i preníem el sol plegades ...

Sábado 3 AM. Notas.

Han tenido que pasar, exactamente, 5 años para reconciliarme contigo, pero sobre todo, conmigo misma. El último día que te abrazé -en realidad no estaba segura de que sería el último- no imaginé todo el carrusel de sentimientos que calarían dentro de mí. La sensación de que me rompían un brazo. La nostalgia que me perforaba por dentro. Los días de lluvía y de arrepentimiento momentáneo. Cuando dos personas deciden tomar caminos distintos, todo el mundo se pregunta lo mismo, qué ha pasado e, inmediatamente, quién ha sido. La gente no se da cuenta de que el duelo, cuando se ha querido mucho y durante tanto tiempo, es proporcionalmente compartido. Siempre se pierde. Siempre pierden los dos. El modo de besar cuando se llega a casa por la tarde. Los detalles inesperados. Los primeros recuerdos. El olor de su sudadera. Los paseos en moto. Los primeros momentos de ardor. Los veranos cerca de la playa. Las siestas despeinados y con todo el futuro en nuestros sueños. Y aunque llegué alguien nue...

Sueños despiertos

Hay dos tipos de personas. Las que les encanta ir en coche y hacer volar la imaginación plácidamente y las que no. Su estado de tránsito en el coche la había llevado algún que otro problema. Cuando alguien detectaba que estaba más callada de lo habitual, enseguida llegaba a la conclusión de que algo había ocurrido. Una palabra, un gesto, había enrarecido el ambiente, creando un silencio incómodo que cualquiera tendía la necesidad de llenar. Nunca sospecharían que simplemente una no está allí, a su lado, sino que está absorta pensando en vete a saber qué. El coche tiene el poder de teletransportarte a muchos lugares, personas, momentos. Recuerda como de pequeña su imaginación estaba desatada. Pensaba en su fiesta de cumpleaños, en los sitios que iba a conocer y en los niños que le robarían el corazón y todo esto a la vez. Lo más dulce era cuando estos sueños la atrapaban y se dormía pensando en ellos. Era su forma de proyectar, de creer, de jugar. Recuerda veranos enteros so...

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